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miércoles, 8 de noviembre de 2023

DESPIERTA TU POTENCIAL


 

 

DESPIERTA TU POTENCIAL

 

Muchas veces nos preguntamos: ¿Qué nos sucede? ¿Queremos alcanzar nuestros sueños, y se nos hace imposible? No entendemos que somos los únicos responsables de sabotear nuestros sueños, metas, objetivos, acciones, etc.

 

Y preguntarán, a ¿qué se debe eso? Se debe a que estamos programados o condicionados con distintos aprendizajes, para tener comportamientos que limitan nuestros objetivos. En otras palabras, estamos acostumbrados a actuar de manera particular.  Es nuestra conducta. Es un patrón que hemos desarrollado desde la infancia.  Es la historia que nos contamos.

 

El cambio es constante y continuo. No espera por ti. Si estás listo, el cambio te dará la mano. Si no lo estás, el cambio te llevará por delante.  Así que en este caso lo mejor es estar disponible para avanzar a la velocidad que sea exigida. Y tú tienes todo lo que hace falta para alcanzarlo.

 


Nadie cambia porque otro le diga o porque otro lo crea. Hay personas que, por ejemplo, entran en una relación enamorados, no de la persona con la que están, sino del sueño del enamoramiento, de lo que se imaginan o esperan, y no importa si la otra persona es la adecuada, se dicen a sí mismos, que ellas o ellos cambiaran. ¿Qué pasa en el tiempo? Pues que la persona no cambia, y tarde o temprano la relación se fractura o se quiebra.  ¿Es imposible recuperarla? De ninguna manera, pero sin duda alguna, a menos que reconozcamos en donde fallamos, no podremos hacer nada.

 

Estamos acostumbrados a vivir en el sueño. Es una ilusión resultado de nuestras propias ideas, patrones y creencias. La creamos para sentirnos cómodos con la historia que nos contamos. De repente, escogemos una pareja, no porque sea la persona que nos puede acompañar y apoyar en ese crecimiento que deseamos, sino porque es la persona que se identifica con lo que soy en ese momento. ¿Es eso malo? No, de ninguna manera. No podemos hacer nada diferente, pero, tampoco podemos esperar algo diferente.

 

Hay quienes viven quejándose de lo que les da la vida. Tienen salud, tienen medios económicos, tienen familia, y se quejan. Cuando te quejas atraes el victimismo, las bajas energías, el resentimiento, y te quedas pegado en ellos. La queja lo único que hace es que enfoques tu atención en ese pequeño espacio en donde “disfrutas” de tu sufrimiento. Pero recuerda, ese sufrimiento que tú decidiste, es una elección, inconsciente, pero es tú elección.

 


¿Cómo salir de ese círculo vicioso? Simple. Atrévete a ver la vida de otra manera, cree en ti, en tus posibilidades, en lo que haces, en los recursos que tienes. Es lo más sano. Comienza a soñar como cuando eras un niño. No limites a tus sueños, más bien conviértete en el creador de tu nueva realidad.

 

Por un lado, disponemos de creencias y juicios que pueden ser potenciadores o limitantes.  Es muy posible, que sea necesario cuestionar esos patrones, programaciones y condicionamientos, y verificar cuál de ellos nos está limitando.

 

Recordemos que las palabras que nos decimos, están conectadas directamente con nuestro inconsciente, y están alimentándolo constantemente. Por lo tanto, nos convertimos en lo que decimos. De allí la importancia de los juicios.  No olvidemos que las palabras son decretos.

 

Asimismo, inventamos una historia de lo que creemos que somos. Repetimos la historia que hemos imaginado a lo largo de nuestra vida, y eso se convierte en realidad para nosotros. Independientemente de que haya o no sucedido tales hechos, eso no se discute, porque forma parte de lo que creemos que somos. Hasta que conscientemente seamos capaces de cuestionarlo.

 

Por ejemplo, si digo tengo 65 años, soy administrador, coach y locutor; estoy definiendo y delimitando claramente lo que creo que soy.  Esa es la historia que me cuento y es resultado de mis creencias y de mi experiencia.  Pero qué pasa si cambio esta historia por algo como: Soy un Ser humano, me defino como un aprendiz permanente, en equilibrio con lo que me rodea. Vivo plenamente y comparto con profundo Amor, con mis seres queridos. Soy amoroso y compasivo con todo lo que me rodea. Vivo en paz y disfruto descubriendo nuevas posibilidades. Cuido mi salud física, mental y espiritual. Me hago responsable de todas mis energías. Respeto al otro como un ser único y especial, y cuido mi relación con él. Me comprometo a seguir evolucionando. Disfruto mi vida a plenitud.

 

¿Cómo es esta definición de quien soy, respecto a la primera?

 

¿Cuál te ofrece más posibilidades?

 

¿Cuál genera más espacios de crecimiento?

 

¿Cuál te permite crecer?

 

Tú puedes ser quien decidas ser. Solo tienes que proponértelo. No hay nada que te impida alcanzar tus metas. Preocúpate por salir de esa zona de confort que te está limitando. Y sobre todo, sigue adelante.

 

EL TRABAJO DEL COACH.

 


El trabajo del coach NO es: aconsejar, cuestionar, proponer, diagnosticar, criticar, demostrar, pontificar, etc. El trabajo del coach es acompañar y ofrecer miradas alternativas de la realidad que le hagan sentido al asistido, y que le permitan descubrir nuevas alternativas de crecimiento en su desarrollo personal o que le permitan ampliar su zona de confort.

 

La Zona de Confort está limitada por sus propias creencias, patrones, juicios, condicionamientos, programaciones, etc., que definen límites que no quieres atravesar. ¿Qué sucede si eres capaz de soltar esos límites? Entonces la zona de confort cambia; se amplía, con más posibilidades.

 

Parte del trabajo del coach es mostrar esos juicios o creencias. Una cosa son los hechos, y otra cosa muy diferente son las creencias. Los hechos no se pueden cambiar, simplemente son así. Las creencias son otra cosa.

 

CONTACTO:

 

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viernes, 27 de octubre de 2023

LA INTERPRETACIÓN ERRÓNEA

 



LA INTERPRETACIÓN ERRÓNEA.

 

Los hechos simplemente suceden. Las interacciones, choques, intercambios de energía se dan en el Universo de forma continua.  Son parte de la realidad.

 

Sin embargo, la interpretación de lo que sucede es muy particular, y tiene que ver con la forma como hemos entendido la vida.

 

Vivimos en una matrix o en una obra de teatro, en donde somos actores que representamos diversos papeles, en los cuales nos creemos o contamos historias.  Estas historias tiene que ver con la forma como entendemos el mundo, o con el modelo de realidad que hemos creado.  Es por esa razón que entendemos la vida de forma tan particular.

 


Por otro lado, creemos la historia que nos contamos, todo lo que sucede en ella, confirma la forma como entendemos el mundo, sin que esto signifique que esa interpretación es correcta. Solo estamos explicando lo que vemos de la forma como pensamos que debe ser, no de la manera que realmente es.

 

Esto conduce a que muchas de nuestras interpretaciones sean completamente parcializadas, es decir, estén apegadas a juicios, creencias, pensamientos, condicionamientos, patrones, etc., que hemos aprendido. Y no solo eso, sino que, como todo lo que pensamos se convierte automáticamente en verdad, todos esos pensamientos se confirman, afirmando que la vida es como la entendemos. En ningún caso, significa que nuestros pensamientos son ciertos, sino simplemente, una forma de analizar lo que sucede.

 

Al finalizar la obra de teatro, entendemos que no pasó nada. Simplemente estábamos transitando una ilusión, que nos hacía pensar que había buenos y malos en la obra, que generaban en nosotros emociones encontradas.  Al finalizar la obra, vemos que todo sigue igual, a pesar de que sigamos manteniendo dentro de nosotros esas emociones.

 

Eso también sucede cuando nos empeñamos en mantener nuestra emocionalidad activa, sin comprender que nada de lo que pensamos que sucedió realmente sucedió. Cuando afrontamos ese hecho, somos capaces de pasar la página, y seguir adelante con nuestra vida, tratando de llevar una vida plena, en paz con nosotros mismos.

 

Una de las herramientas que utilizamos para resolver esos conflictos es el perdón, y una herramienta más poderosa aún, es la expiación.  Tratemos de explicarlas.

 

El perdón consiste en intuir que aquello que suponemos que ocurrió realmente no pasó tal como lo entendimos.  Visto de otra manera, lo que creemos que nos hizo daño fue una interpretación particular de nuestra realidad, que realmente nunca ocurrió.  Desde el punto de vista de la ontología del lenguaje decimos:

1.   Te perdono.

2.   Te pido perdón.

3.   Me perdono.

 

Esos tres elementos encierran un amplio espectro de interpretaciones. Te perdono, porque lo que creí que habías hecho, fue solo mi mirada personal.  Te pido perdón, porque lo que hice o la respuesta que recibí, ante lo que sentí que sucedía fue resultado de mi forma de ver el mundo.  Me perdono, porque realmente no he hecho nada, soy un ser en paz, cuyas reacciones son resultado de mi manera particular de entender la vida.

 


La expiación es aún más poderosa, y encierra una enseñanza más amplia. El mecanismo de la expiación dice que nada de lo que creemos que sucedió en nuestra vida fue tal como lo interpretamos. Todo lo que sucede está bien.  Sin darnos cuenta, atraemos aquello en lo cual vibramos, es decir, resonamos con aquellos que vibran en nuestra frecuencia. Eso hace que atraigamos hacia nosotros situaciones, que vienen a enseñarnos aquello que estamos deseando o necesitando aprender.

 

Todo lo que ocurre es porque lo hemos atraído de alguna forma.  Nuestra experiencia en esta dimensión, tiene que ver con aquellos aprendizajes que queremos vivir para poder evolucionar como seres humanos.  Si eso es así, cada situación que acontece en nuestra vida es justo aquello que necesitamos para desarrollarnos. Por lo tanto, no existe nada que perdonar, ya que todo ha sido creado a la perfección para generar nuestro aprendizaje.

 

Resulta complicado entenderlo. Ciertamente. Quizás una de las conclusiones más importantes es que lo que sucede, no es resultado de la causalidad, sino de la casualidad, en un sentido más amplio.  Es decir, todo se produce porque existe una sincronía perfecta en el Universo, que genera todos aquellos eventos que necesitamos experimentar.  Ocurren unos tras otros, sin darnos cuenta de estamos creando nuestra realidad.

 

No podemos buscar el origen de los que pasa en situaciones que ocurrieron hace poco, hace breves instantes de tiempo. Es posible que estos hechos se iniciaran desde hace mucho más tiempo, y estemos oscilando en frecuencias que nos llevan justamente al presente que estamos viviendo hoy día.  Finalmente, esto nos lleva a concluir, que si queremos algo diferente, tenemos que empezar a vibrar de forma distinta, ya que todo aquello que pensamos, aquello en lo que resonamos, lo estamos creando.

 

La causalidad es un concepto tomado de la mecánica clásica.  Nuestro pensamiento colectivo adopta formas de ver la realidad acordes con el nivel del razonamiento del momento. Un ejemplo de esto es la causalidad, resultado de la Ley de Acción y Reacción, o 3ra Ley de Newton.  Sin duda, el pensamiento colectivo ha sido impactado por esta Ley, de donde asumimos que todo sucede por una razón, que tiene que ver con alguna acción pasada. Involucramos acción y tiempo, independiente del observador.  También se le conoce como la ley del Karma.  Pero, nuestra interconexión con otros seres es realmente tan intrincada, que posiblemente lo que nos ocurre en este momento, tiene que ver con lo que sucede del otro lado del Universo, aunque queramos identificar con algo que creemos está frente a nosotros.  Realmente no sabemos cómo ocurre lo que sucede; solo vemos los resultados. Las interacciones y posibilidades son infinitas.

 

Otra mirada nos la entrega Carl Jung, quien propuso la idea de la sincronía, que tiene que ver con la forma como se producen las cosas, y nos explicaba que todo sucedía, porque existe una conexión de los sucesos en el espacio-tiempo, además, y aquí la innovación, que también depende de los estados subjetivos (psíquicos) del observador u observadores.  En este caso, lo que acontece tiene que ver no solo con la realidad física, sino también con la dimensión de la psique del observador en ese momento.  Es una interpretación desafiante a lo que conocemos de Newton, muy de la mano de la mecánica cuántica, que nos indica que el observador tiene el poder de cambiar la realidad.  Si eso es así, somos capaces de crear y cambiar lo que estamos viviendo justo ahora.

 

El tiempo absoluto tomado como otro concepto clásico.  Algunos entienden el tiempo como algo ajeno a sí mismos, como incontrolable. Sin embargo nosotros somos el tiempo. De hecho, el tiempo no existe. Es un constructo mental creado para medir el cambio.  Y para hacerlo tomamos fenómenos de referencia, tales como la rotación de la tierra o la distancia a otros astros. El espacio-tiempo, define el presente. Solo existimos en el aquí y el ahora. No existe otro momento.  Por tanto, todo aquello que recordamos solo existe en nuestra mente, al igual que todo aquello que imaginamos. ¿Puedes moverte entre líneas de tiempo? Probablemente sí.  Eso implica que puedes cambiar la realidad que miras, si cambias tu manera de pensar, con lo cual estarías afectando al tiempo, y la forma como lo ves.  Ampliando la manera de ver lo que sucede, generamos más posibilidades de crear otra realidad.

 

Y no olvidemos de las emociones involucradas.  Nada de lo que sucede fuera de ti puede hacerte daño. Lo único que puede hacerte daño son tus propios pensamientos.  Eso significa que es aquello que pensamos o creemos, lo que realmente nos afecta. No lo que realmente ocurre.  Sentimos que lo que nos amenaza, nos parece injusto, nos genera tristeza, asco, repulsión, vergüenza, culpa, frustración, etc., esta generado desde afuera, cuando realmente lo percibimos desde adentro.  Nadie siente nada de lo que tú sientes, ya solo puedes sentirlo tú mismo, que eres quien lo está creando.  La otra parte ni siquiera se entera. Por tanto, esa amenaza, esas emociones, esa rabia, tristeza, depresión, culpa, emoción, solo existe en tu cabeza, no en la del otro. Como dice Buda, cuando quieres hacerle daño al otro, al único a quién se los haces, es a ti mismo.

 


Entonces, esas emociones que sentimos, vivimos, disfrutamos, son resultado de nuestros pensamientos y de cómo interpretamos la realidad. Tanto si son agradables como si no. Tanto si nos empoderan como si no lo hacen.  Podemos cambiar nuestra percepción y sensación de lo que acontece, si entendemos el significado de nuestros pensamientos o juicios, y les damos la interpretación apropiada. Nos ayudaría soltar emociones que tenemos que alimentar constantemente para mantener activas.  Y ese consumo energético, tarde o temprano, afectará nuestro cuerpo, simplemente, porque las emociones consumen parte de la energía que mantenernos con la salud y el bienestar apropiado.

 

Podemos preguntarnos: ¿Cómo hacemos? ¿Cómo podemos cambiar nuestro estado emocional a uno más amplio y con más posibilidades? Existen varias maneras, individuales y colectivas. Una de las más sencillas que puedo recomendar, es tener una conversación estructurada con un coach que pueda ofrecerte su mirada de lo que estás viviendo, y entregarte herramientas para que te hagas cargo de tu propia situación. Esto generará en ti el poder de cambiar, y de hacerlo a la velocidad que te parezca adecuada.  La responsabilidad del cambio está en tus manos; solo depende de ti.

 


¿Qué esperas?

 

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