SANANDO
A TRAVES DEL COACHING
¿Puede
ser el coaching una herramienta de sanación?
¿Permite
el coaching eliminar situaciones que nos afectan y que generan conflictos que
se manifiestan en nuestro cuerpo?
¿Es
posible enfrentar patrones y creencias empleando el coaching para transformarlas,
e iniciar un verdadero cambio en nuestra forma de interpretar y ver el mundo?
¿Es
factible alcanzar esos cambios en nuestra forma de ver el mundo?
¿Qué
produce la enfermedad?
Comencemos
por hablar del coaching. El coaching es una conversación estructurada que
permite la interacción entre un coach y un asistido, en la que, el asistido
trae una preocupación, inquietud, quiebre, preocupación a la conversación,
donde finalmente el coach aporta su mirada particular. La responsabilidad en
esta interacción recae en el asistido, ya que es él quien tiene que hacer los
cambios, y darse cuenta de aquellas situaciones que lo limitan. En ese descubrir y comprometerse, la relación
de coaching genera posibilidades que permiten trabajar aprendizajes y corregirlos,
a fin de encontrar opciones que lleven a obtener nuevas respuestas.
El
trabajo del coach está basado en la indagación constante sobre la inquietud que
trae el asistido. Es probable que las
preguntas que realice, generen respuestas por parte del observador, que es el asistido,
en todas sus dimensiones: corporal, emocional, mental y espiritual.
Somos
lo que pensamos, y existe una relación directa entre nuestros padecimientos y
las creencias que sostenemos. Nuestro cuerpo refleja lo que sucede con nuestras
emociones y pensamientos. Las emociones están conectadas a conductas
determinadas por patrones aprendidos, que tienen que ver con nuestros juicios y
creencias.
La
conexión de los tres dominios (corporal, emocional, lingüístico), permite
intervenir uno de ellos, desde cualquiera de los otros. De allí resulta que si
cambiamos los juicios o creencias, podemos modificar entonces la corporalidad y
las emociones. O podemos hacerlo desde cualquier otro dominio.
La
mayoría de los quiebres que se traen a consulta, tienen que ver con situaciones
donde considera el asistido, que no posee la capacidad o la habilidad para
resolverla, o no merece lo que sucede. Existe la propensión a castigarse sin
razón, un poco asociados a la cultura del sacrificio que ha sido impregnada
desde pequeños. O también consecuencia de
las heridas de la infancia, que son aprendizajes realizados a temprana edad,
resultado de malas interpretaciones de lo que sucedió.
El
castigo, la frustración, la culpa, el sufrimiento, etc., son patrones
aprendidos a través de las ideologías, religiones, educación, cultura y
sociedad. El hombre y su capacidad de crear símbolos y patrones. Nuestra
cultura ha sido exitosa en la creación de mitos e ídolos, que se transmiten de
generación en generación. Y esa misma mitología es la que genera patrones de
comportamiento, que se convierten en arquetipos, que justifican distintas formas
de pensar y de actuar. Así, en nuestra
cultura greco-romana, están presentes los patrones típicos de Zeus, Apolo,
Artemisa, Heres, Hades, Afrodita, Marte, etc. Cuando tenemos uno de esos
patrones y no lo reconocemos, se dificulta cambiar de actitudes y reconocer donde
estamos parados.
Se
habla del camino del héroe, nombrado así por las batallas que debemos librar en
la vida. En todas las culturas existe el culto al héroe, en donde las batallas
ilustran la lucha entre la barbarie y la razón, y los esfuerzos que debe hacer
la razón para recuperar su reino. Ya sea el Mahabarata, la Ilíada, las Guerras
Santas, las guerras de libertadores, permanentemente, vemos la lucha del hombre
con el hombre, y consigo mismo. Y en esta continua lucha nos involucramos de
forma innecesaria.
Las
ideas de aquellos hombres iluminados que cambiaron la historia en las
diferentes culturas y épocas, como Platón, Buda, Jesús, Lao Tze, Mahoma, etc.,
fueron utilizadas, para beneficio de la clase dominante, dando origen a aquella
famosa frase que dice que la religión es el “opio del pueblo”. Ninguno de esos sabios pretendió dominar al
mundo, sin embargo, sus ideas de amor, paz, unidad, integridad, ética, moral,
etc., fueron tergiversadas para generar control sobre la humanidad.
La
Medicina Tradicional China, nos dice que la Energía Ancestral se divide en dos
partes:
1.
La energía ancestral que entregan nuestros padres resultado de la unión
del espermatozoide y el ovulo, donde se transmite toda la información genética
de la especie, y en particular la energía de esa pareja, para el nuevo ser
humano.
2.
La energía ancestral emocional, que es también parte de lo que nos transmiten
los padres, y está asociada a la cultura, las emociones y la familia, de las
cual provenimos, con sus costumbres, formas de ver el mundo, etc.
Ambas
energías actúan en la vida del nuevo ser humano, determinando no solo su
herencia en la parte corporal, sino también su herencia emocional.
Esta
herencia emocional define al hombre que va a ser en el futuro. Sus
aspiraciones, deseos, capacidades, posibilidades, limitaciones, etc. Y en algún
momento, esas creencias, justificadas o no, decidirán el tipo de ser que aspira
llegar a Ser.
Cuando
creemos que NO nos merecemos algo, como por ejemplo, la felicidad, buscamos la
forma de sabotear cuando llega. Sentimos que no lo merecemos, no tenemos derecho,
para qué, etc., y esa negación conduce como resultado a la infelicidad.
Este
continuo negar lo que sucede, negar la realidad, somos capaces de atentar
contra nosotros mismos afectando la salud, castigándonos de forma innecesaria
por creer que algo que logramos no lo merecemos, y si lo tenemos es porque
tarde o temprano nos lo van a quitar. Vivimos con miedo, con rabia, con
tristeza, con vergüenza, con culpa, con pena, etc., con emociones limitantes y
negativas, que afectan al cuerpo. Cuando esas emociones se instalan en nuestro
cuerpo de forma indebida, lo van afectando hasta destruirlo.
La
buena noticia es que podemos cambiar, transformarnos, aprender nuevas y
poderosas ideas y creencias. Es posible intervenir cualquier dominio para modificar
el otro. No tenemos que morir de forma lenta y dolorosa porque algo nos afecta.
¿Es fácil?, no lo es. ¿Es posible?, pues sí. Solo hay que intentarlo.
Tomemos
el control de nuestras emociones. Controlemos nuestros pensamientos. Aprendamos
a vivir en zonas de confort de mayor amplitud y posibilidades. Siempre es
posible encontrar el camino para crecer. El hombre es un ser Magnifico y es capaz de
re-crearse continuamente. Usa ese poder que tienes para transformarte. La Sanación es un proceso largo, que comienza
al desmontar los patrones que limitan tu verdadera evolución. El coaching es una herramienta poderosa que
permite iniciar ese proceso de reconocimiento y crecimiento.
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