martes, 14 de noviembre de 2023

DEL JUICIO AL HECHO HAY MUCHO TRECHO

 


DEL JUICIO AL HECHO HAY MUCHO TRECHO.

 

Haciendo un juego de palabras, traemos este tema: Del juicio al hecho hay mucho trecho.

 

¿Qué son los juicios?

 

¿Qué son los hechos?

 

¿En qué se diferencian?

 

Los juicios son pensamientos, ideas, creencias, patrones, conductas aprendidas, condicionamientos, programaciones, etc., que resultan de aprendizajes del pasado.  Estos juicios han sido validados, y se auto confirman, llevando al individuo a considerar que son certeras verdades.

 

Sin embargo, los juicios son válidos o inválidos, y dependen, por supuesto, de las condiciones en las cuales se aplican.  Por ejemplo, supongamos que Juan es un estudiante que ha llegado tarde en las primeras clases del día, resultado de algunas complicaciones que ha sufrido en relación al transporte. Si alguien me preguntara por la puntualidad de Juan, y yo dijera que llega siempre tarde, estaría haciendo un juicio sobre él, resultado de mis observaciones, sin tomar en cuenta para nada factores externos que lo han afectado.

 

En este caso mi opinión sobre Juan, es sesgada y limitada a la observación que de él he hecho.  De emitir un juicio acerca de su impuntualidad, estaría dejando por fuera otros factores.  Por ejemplo, si mi clase es a primera hora de la mañana, y él llega tarde, es muy posible, que las clases posteriores, sea sumamente puntual.  En ese caso, mi opinión en relación a esa conducta no tendría nada que ver con la opinión que tiene otro profesor en relación a la puntualidad de Juan.

 

Como vemos, cuando tenemos una opinión que se somete a prueba varias veces, y los resultados son parecidos o los mismos, la mente que busca de no hacer esfuerzos innecesarios, crea un patrón y define un comportamiento.  Independientemente de los esfuerzos que Juan haga por cambiar dicho comportamiento, es muy posible que mi juicio permanezca inalterable, lo cual sin duda alguna indica que no estoy valorando apropiadamente al otro.

 


En general los juicios están asociados a emociones. Por ejemplo:

 

Juicios

Emociones

Amenaza

Miedo

Pérdida

Tristeza

Injusticia

Rabia, Ira

 

La emoción fortalece y retroalimenta al juicio. Es por ello que juicio-emoción se asocian de forma tal que aparece una y automáticamente se activa la otra.  En general, cuando aparece alguna de estas emociones básicas podemos buscar cual es el juicio que está detrás.

 

Ahora bien, realmente algo nos amenaza, o “creemos” que nos amenaza. Por ejemplo, si me deja mi pareja es posible que sienta miedo, porque se activa la “amenaza” de quedarme solo.  Eso puede llevarme a conductas reactivas que me hagan a reaccionar ante eso que creo que me puede afectar de distintas maneras.  Por ejemplo, puedo aceptar humillarme o ser sumiso para evitar el rechazo o el abandono.  Es posible que eso no sirva de nada. Pero entonces, puede que comience una lucha de poder, con alguien que tiene la capacidad de activar esos sentimientos de inseguridad en mí.

 

Ahora, ¿quedarme solo es una amenaza?

 

¿No podré conseguir a otra persona que esté dispuesto/a a convivir conmigo?

 

¿Qué es lo que creo me amenaza?

 

Otro ejemplo: si siento que hablar en público es algo que hago mal, porque cuando era pequeño y me enfrenté a un escenario, y fue un desastre, es probable que sienta miedo subir a un teatro.

 

Es posible que en aquel momento no estuviera preparado, o no tomé en serio esa actuación, y en particular, me dolieron las burlas de mis compañeros.  Pero, ¿Eso será así siempre?

 

Es decir, ¿No podré hablar en público, como resultado de algo que pasó en mi infancia?

 

¿Qué pasa si me atrevo? ¿Estaré tan amenazado que puedo morir?

 

¿Me siento tan vulnerable, que subir las escaleras y hablar al micrófono será imposible?

 

Ahora bien, ¿Vemos que estas emociones que probablemente registramos en algún momento de nuestra vida, se convierten en juicios limitantes que generan conductas defensivas, debido al miedo resultado de la emoción activada?

 


Y hay muchas otras posibilidades, así como otras emociones.

 

Entonces, ¿por qué le damos tanta importancia al juicio? Sobre todo si tenemos el poder de cambiarlo.

 

¿Qué impide que cambiemos?

 

¿Qué nos limita?

 

En cambio, cuando hablamos de hechos o afirmaciones, podemos comprobarlos. En este caso, son enunciados que tienen que ver con situaciones que podemos validar y verificar, si son verdaderas o falsas.

 

Por ejemplo, puedo decir: el agua hierve a 100ºC. y lo puedo verificar en cualquier lugar del mundo, con un termómetro.  Cual sería mi juicio, decir por ejemplo, que el agua hierve cuando está caliente. ¿Qué quiero decir? ¿Qué significa caliente? ¿100ºC, 95ºC o 110ºC?

 

Mi juicio puede ser válido, pero no es verdadero. El hecho es verdadero y válido. Normalmente los juicios se hacen sobre los comportamientos de las personas, mientras que las afirmaciones sobre fenómenos que podemos medir. Por cierto, esto que acabo de escribir es un juicio.

 

Cuando hablamos con juicios, fundamentalmente expresamos opiniones, las cuales pueden ser válidas o inválidas. Cuando hablamos de hechos, son pruebas en relación a lo que ha sucedido.

 

¿Ven la diferencia?

 

La verdad es relativa, me dirán algunos. Otro me dirán, la historia la escriben los vencedores, y esa es su verdad. Por cierto, estos también son juicios.

 

Es posible que eso sea válido.

 

Sin embargo, cuando hablamos de verdades incontrovertibles, son resultados de pruebas que hemos hecho. Si regresamos con Juan, para decir que Juan es impuntual, tendríamos que tomar una muestra de todos los compromisos que Juan tiene para determinar si es impuntual o no.  Lo más probable es que tenga una distribución estadística alrededor de algún punto. En cuyo caso podremos decir, Juan tiene una puntualidad de X + σ, siendo X su tiempo de puntualidad y σ la variación del mismo.

 

Ahora, ¿Juan puede cambiar? Claro que puede hacerlo.

 

¿El agua puede dejar de hervir a 100ºC?  No, al menos en la Tierra.

 

Entonces, Juan puede cambiar su conducta, el agua no.  Hemos hecho un juicio en relación a Juan, cosa diferente al enunciado de que el agua hierve a una temperatura determinada.

 

¿Podemos cambiar nuestros juicios? Sin duda.

 

Como seres humanos podemos cambiar los juicios; tenemos el poder de desarrollar nuevas ideas o pensamientos poderosos que nos permiten superarnos a nosotros mismos.

 

Y en tu caso, ¿Qué juicios sientes que te limitan?

 

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lunes, 13 de noviembre de 2023

EL TIEMPO QUE VIVIMOS

 


¿PODEMOS PERDER EL TIEMPO?

 

Obviamente Si podemos hacerlo.

 

Ahora bien, el espacio de tiempo que tenemos es único y no es renovable, por lo tanto si lo perdemos, no habrá manera de recuperarlo. ¿Cómo lo perdemos?

 

¿Qué cantidad de tiempo disponemos?

 

No sabemos. Tenemos un tiempo de vida, pero desconocemos la duración del mismo. Por lo tanto, depende de nosotros aprovecharlo de la mejor manera posible.

 

¿Podemos recuperar el tiempo?

 

No se puede. Sin embargo, cada espacio forma parte de la experiencia de vida, y podemos aprovecharlo como lo que es, parte de nuestro aprendizaje.

 

¿Podemos vivir en el pasado?  ¿Vale la pena?

 

Por supuesto que podemos vivir en el pasado. De hecho, cuando recordamos, nos mudamos al pasado, viviéndolo en el presente, ya que la única manera en que podemos contarnos esa historia es en el presente. En otras palabras, revivimos el pasado en el presente, y también imaginamos el futuro en el presente.  Es decir, el pasado y el futuro solo existen en el presente.

 

El pasado que te cuentas está lleno de historia.  Y es justamente esa historia la que crea el tiempo. ¿Qué pasa cuando sales de la historia? Dejas entonces de vivir en el pasado y vives en el único espacio de tiempo en el que puedes vivir a plenitud que es el aquí y el ahora.

 


Ahora bien, ¿si cambiamos la historia, podemos modificar el tiempo?

 

El tiempo está construido sobre la idea de la causalidad. Para que haya presente debió haber sucedido el pasado, y vendrá el futuro. El tiempo lo entendemos como un evento lineal que fluye desde el pasado al futuro.

 

Lo interesante es que ninguno de los dos existen, ni el pasado ni el futuro. Solo existen de forma particular en la mente que crea la historia que nos contamos o la que queremos vivir.

 

Cada uno de nosotros tenemos una manera particular de archivar, organizar y dividir este concepto tan subjetivo como lo es el tiempo.  En dicha línea del tiempo se organizan las experiencias de las personas.  De esa forma identificamos si un recuerdo es parte de una experiencia pasada o se trata de un sueño futuro. Si eso no fuera así, ¿Cómo podríamos distinguir entre un recuerdo futuro y uno de la niñez?

 

Tenemos dos maneras de organizar el tiempo:

1.   Nos disociamos del tiempo, es decir vemos pasado, presente y futuro como si estuvieran fuera de nosotros. Con una mirada podemos identificar como se mueve ese tiempo. Los márgenes están limitados, definidos con absoluta precisión. Podemos planear, organizar, programar, hacer pautas, etc. A este modo de ver el tiempo fuera de nosotros le llamamos CRONOS. El tiempo es oro, el valor de cada minuto, ahorra tiempo, invertir tiempo, las cosas a su tiempo, no tengo tiempo, son algunas de las expresiones de cuando te encuentras disociado en CRONOS.

2.   Cuando estamos asociados al tiempo, o KAIROS, revivimos las sensaciones que experimentamos en ese momento, tal y como si estuviésemos viviéndolas en este instante. La persona está inmersa en el recuerdo o en lo que imagina, sin distinguir exactamente dónde se encuentra, en el pasado, presente o futuro.  En este caso, el tiempo lo está atravesando, y lo vive plenamente, en un estado de presente continuo en donde no existen límites temporales. Algunas expresiones del tiempo en este estado son: aquí y ahora, vivir en el presente, él ahora es lo que cuenta, meterse en el recuerdo, todo el tiempo del mundo, no te apures, hay tiempo para todo, tranquilo, tómalo con calma, la calidad de los momentos, disfrutar del momento, etc.

 

Por supuesto, podemos estar a conveniencia asociados o disociados del tiempo. Cuando revivimos recuerdos de forma tal que involucramos emociones, estamos inmersos en el tiempo. Sin embargo, podemos tomar distancia de dicha experiencia, y verla con una mirada más amplia, que nos permita entender que existió un evento que originó un recuerdo, pero que no tiene por qué marcar nuestra existencia.

 

En KAIROS, nos involucramos. En CRONOS nos desapegamos de lo que sucede.

 


Podemos revivir un recuerdo, y generar un estado mental que refleje exactamente lo que sentimos en dicho momento.  Esto nos lleva a involucrarnos y experimentar situaciones de las cuales a veces cuesta desapegarnos. Pero eso tambien nos permite trabajar dichas sensaciones.

 

Por ejemplo, cuando vivimos una situación intensa, como por ejemplo un accidente, es muy posible que durante los días que siguen a la experiencia, estemos recordándolo de forma constante, y muy posiblemente estemos reviviendo todo lo que sucedió con lujo de detalles. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, podemos desapegarnos, ver la experiencia desde la distancia, y marcar un espacio que nos permite reflexionar sobre lo que sucedió, y darle una valoración diferente.

 

Esto implica que podemos ordenar nuestros recuerdos o experiencias de forma distinta, es decir, podemos cambiar nuestras líneas de tiempo en un momento dado, y podemos usarlo en nuestro beneficio.

 

Si somos capaces de perdonar, y entender que aquello que creemos que sucedió de cierta manera, realmente no pasó tal como lo interpretamos, entonces todo lo que sigue cambia.  Es allí cuando comprendemos que podemos cambiar la historia, y conseguir explicaciones diferentes, lo cual nos permite ampliar posibilidades.  Es por ello que podemos usar el tiempo como un elemento que nos ayuda a aprender de lo que pasó, pero también podemos descartar y crear otras posibilidades.

 

Estamos acostumbrado a medir el tiempo, porque de alguna manera todo lo asociamos a él. De hecho, cobramos en función del tiempo, es decir, nos pagan por la cantidad de tiempo que destinamos a realizar alguna labor.  Usamos el tiempo que tarda la Tierra en girar sobre su propio eje, como la unidad de tiempo de referencia, con la cual medimos nuestra existencia.

 

Realmente el tiempo no existe físicamente. Es resultado de una apreciación subjetiva de la realidad. Nos hemos acostumbrado a pensar en términos de él.  Aprovechemos lo que nos ofrece; no seamos esclavos de su tiranía.

 


Emplea el tiempo a tu favor y genera valor a tu vida.  Asóciate o disóciate a conveniencia, para vivir de forma intensa en ciertos momentos, o soltar aquello que no necesitas, para seguir disfrutando del “presente continuo”. Marca la diferencia.

 

¿Te hace sentido?

 

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domingo, 12 de noviembre de 2023

¿EXISTE EL KARMA?

 



¿EXISTE EL KARMA?

 

“La única libertad que tienes es girarte dentro y no reaccionar ante nada. Esta es tu libertad, tu total y completa libertad. Y eso es realmente mucha libertad si lo piensas. Realmente puedes ver que eres libre, en esa medida.

 

En otras palabras, lo que sea que te ocurra, no te vuelvas molesto, hiriente, enojado, simplemente lo observas y lo ves y te das cuenta de que son tus cosas de las que tienes que deshacerte. Esas son tus cosas por las que tienes que pasar. No hace diferencia lo profundamente que estás sufriendo, si estás sufriendo o lo feliz que eres, si eres feliz. Si estás enfermo o sano, si eres pobre o rico. Si estás casado o soltero. Si estás viviendo en una choza o una mansión. Estas cosas son irrelevantes. Porque lo relevante es tu reacción a estas cosas.

 

La persona que no reacciona crece espiritualmente y se convierte en amo del mundo, por así decirlo.”

 

~ Robert Adams

 

La Primera pregunta que podemos hacernos es: 


¿Qué es el Karma?

 

De acuerdo con las enseñanzas de los yoguis, el karma tiene que ver con la ley de acción y reacción; es decir, a toda acción corresponde una consecuencia, y viceversa.

 

Desde el punto de vista filosófico, la visión del karma introduce el concepto de que somos responsables de cada una de las decisiones que tomamos, ya que las mismas generan consecuencias.  Si comprendemos el significado de nuestras acciones y la trascendencia de las mismas, probablemente actuaríamos de forma distinta.

 

De manera que si nos interesa obtener resultados distintos, tenemos que cambiar las acciones, o asumir las responsabilidades por las consecuencias de las mismas.

 


El concepto de Karma también está vinculado al concepto de la causalidad.  Como resultado, somos consecuencia de innumerables acciones pasadas. Sin embargo, es infinita la cantidad de eventos que sucedieron para llegar hasta este momento. Algunos directos, muchos otros indirectos.

 

Sin embargo, también está presente la idea de la casualidad, o sincronía de acontecimientos, y tiene que ver con la forma como atraemos lo que sucede, lo cual ocurre en definitiva, porque como observadores somos capaces de atraer e influir en nuestra vida, de acuerdo con las circunstancias.  Las interpretaciones cambian, y como consecuencia las acciones resultantes cambian.

 

Entonces, ¿qué pasaría si yo cambio la forma de interpretar el mundo? Lo más probable es que si eso sucede, lo que ocurre a partir de allí será diferente en relación a lo que venía sucediendo.  Y, ¿Cómo podemos explicarlo?

 

Podemos decir de dos maneras:

1.   Siguiendo con la idea del Karma, que limpies todo el Karma de tu vida. Esto es, que todo aquello que produce consecuencias en tu vida desaparezca, y me refiero a los distintos karmas; al que traes del pasado, al que estás creando, y al de tu propia vida.  Los grandes maestros han esterilizado su karma, y como consecuencia comienzan a vivir una vida plena, libre de implicaciones del pasado, viviendo en Dharma, que sería una vida en consciencia plena.

2.   La segunda forma de que eso suceda, es que te sometas aun proceso de Expiación, tal y como lo indica UCDM (Un Curso de Milagros). ¿Qué es la Expiación? Es el perdón absoluto de todo aquello que te ha sucedido en tu vida. Es limpiar el pasado y entender que nada sucedió tal y como tú lo interpretaste, sino que simplemente ocurrió. La interpretación de lo que pasa es personalísima, siendo resultado de tus aprendizajes o la domesticación que atravesaste.

 

En ambos casos, las nuevas reacciones como consecuencia de lo que sucede son ahora completamente diferentes, sometidas al escrutinio de una conciencia plena que no reacciona de forma automática, empujada por lo aprendido en el pasado, sino es resultado de una evaluación de esa realidad neutra y de la interpretación fresca de lo que está ocurriendo.

 

Ahora bien, ¿Cómo cambia tu vida?

 

Se acaban las respuestas automáticas que crean karma. Las respuestas automáticas son resultado de los aprendizajes que te indican de qué forma debes responder, sin darte cuenta de que respondes de manera inconsciente ante lo que sucede.  De modo que, con esas reacciones automáticas, seguirás cometiendo los mismos errores y generando las mismas respuestas que no conducen a nada, y que normalmente te hacen sentir vacío.

 


Por otro lado, tienes la libertad de decidir de acuerdo con lo que ocurre, sin verte condicionado por respuestas automáticas.  Una de las características del Ser es la libertad plena, la libertad de tomar en cada momento, las decisiones apropiadas, que no sean resultado de los condicionamientos aprendidos. La libertad del Ser te conecta con una vida plena, sin pasado, en total autonomía.

 

Suelta el pasado. Vive en el presente. Haz uso de la consciencia plena que te conecta con la fortaleza de tu propio Ser.  Y ese Ser representa la conexión espiritual con quién verdaderamente eres. Como decía mi maestro Shankara: Eres SAT-CHIT-ANANDA (Existencia, Conocimiento y Dicha Absoluta)



Para cerrar, si preguntamos de nuevo: ¿Existe el Karma? La respuesta que daría es que el Karma existe en nuestro pasado y en las interpretaciones y aprendizajes realizados. Si eso cambia el Karma desaparece.


Luego de esta reflexión, ¿te atreverías a cambiarlo? ¿Te hace sentido?

 

 

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sábado, 11 de noviembre de 2023

SANAR ES UNA DECISIÓN PERSONAL

 



¿PUEDE SANAR ALGUIEN QUE NO QUIERE SER SANADO?

 

 

Simplemente, NO.

 

La sanación es un proceso personal, que pasa por desmontar una serie de ideas y patrones que están enquistados en la mente del individuo, y no le permiten crecer.  Por lo tanto, el esfuerzo para Sanar es totalmente individual, es un compromiso contigo mismo.  Si no lo asumes, y además, si no tomas en serio las consecuencias del trabajo que tienes que realizar, simplemente no alcanzarás la meta. Sanar es una decisión personal.

 

En muchos de los libros que he leído, hablan de una virtud que es necesaria mantener, y se trata de tener una “mente abierta”.  La mentalidad abierta tal como la define UCDM (Un Curso de Milagros) procede de una ausencia de juicios.

 

¿Qué significa?

 

Una mentalidad abierta es aquella que es capaz de aceptar lo que sucede, y puede mantener esa elasticidad de criterios para apreciar la realidad, sin querer imponer condiciones.

 

Cuando somos jóvenes, naturalmente tenemos una mente abierta. Estamos aprendiendo. Somos como esponjas que vamos absorbiendo y aprendiendo de todo lo que sucede a nuestro alrededor.

 

Pero conforme maduramos, y más aún, cuando vamos envejeciendo, nos parece que ya conocemos al mundo, a pesar de que éste está transformándose todo el tiempo, y no le prestamos debida atención a lo que sucede, porque tratamos de explicar la realidad con aquello que hemos aprendido.

 

La mente abierta permite amoldarnos a las diferentes situaciones, sin juicios previos. La verdad es una sola, y es inmutable. Nosotros no la tenemos en nuestras manos, ni nuestros patrones pueden determinarla.  Desde mi mirada, nos acercamos a la verdad, es un proceso de aproximación continuo. Mantener una mente cerrada, reduce nuestras posibilidades de evolucionar y seguir adelante.

 

Sanar es un proceso, de la misma manera que lo fue enfermarnos. En cualquier caso, toma tiempo salir del equilibrio y llegar a esas situaciones donde perdemos el bienestar.

 


Tenemos el poder de sanar, y eso implica muchas veces, darnos cuenta de que las cosas no sucedieron de la forma como las interpretamos, y que todo lo que sucedió fue completamente perfecto.

 

Si somos capaces de voltear la página, reconocer las interpretaciones erradas, y tener una mirada limpia acerca de lo que sucede, tenemos el poder para evolucionar.  Hacernos cargo de nuestra vida, en lugar de responsabilizar a otros por lo que ocurre, es un paso importante para crecer. Somos los únicos que podemos hacer realidad esa transformación.

 

Llega un momento en que, si queremos avanzar, debemos olvidar el pasado y las viejas explicaciones, para enfrentarnos a lo que nos ofrece la realidad del futuro.  Es allí cuando se muestran todas las posibles alternativas.

 


Estamos aquí para vivir y aprender. Disfrutar la vida es nuestro compromiso. ¿Qué podemos hacer? Descubrir qué nos hace felices y dedicarnos a ello. Y sobre todo, asumir la responsabilidad de vivir con plenitud.

 

¿Qué esperas?

 

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viernes, 10 de noviembre de 2023

SANANDO A TRAVES DEL COACHING

 



SANANDO A TRAVES DEL COACHING

 

¿Puede ser el coaching una herramienta de sanación?

 

¿Permite el coaching eliminar situaciones que nos afectan y que generan conflictos que se manifiestan en nuestro cuerpo?

 

¿Es posible enfrentar patrones y creencias empleando el coaching para transformarlas, e iniciar un verdadero cambio en nuestra forma de interpretar y ver el mundo?

 

¿Es factible alcanzar esos cambios en nuestra forma de ver el mundo?

 

¿Qué produce la enfermedad?

 

Comencemos por hablar del coaching. El coaching es una conversación estructurada que permite la interacción entre un coach y un asistido, en la que, el asistido trae una preocupación, inquietud, quiebre, preocupación a la conversación, donde finalmente el coach aporta su mirada particular. La responsabilidad en esta interacción recae en el asistido, ya que es él quien tiene que hacer los cambios, y darse cuenta de aquellas situaciones que lo limitan.  En ese descubrir y comprometerse, la relación de coaching genera posibilidades que permiten trabajar aprendizajes y corregirlos, a fin de encontrar opciones que lleven a obtener nuevas respuestas.

 

El trabajo del coach está basado en la indagación constante sobre la inquietud que trae el asistido.  Es probable que las preguntas que realice, generen respuestas por parte del observador, que es el asistido, en todas sus dimensiones: corporal, emocional, mental y espiritual.

 

Somos lo que pensamos, y existe una relación directa entre nuestros padecimientos y las creencias que sostenemos. Nuestro cuerpo refleja lo que sucede con nuestras emociones y pensamientos. Las emociones están conectadas a conductas determinadas por patrones aprendidos, que tienen que ver con nuestros juicios y creencias.

 


La conexión de los tres dominios (corporal, emocional, lingüístico), permite intervenir uno de ellos, desde cualquiera de los otros. De allí resulta que si cambiamos los juicios o creencias, podemos modificar entonces la corporalidad y las emociones. O podemos hacerlo desde cualquier otro dominio.

 

La mayoría de los quiebres que se traen a consulta, tienen que ver con situaciones donde considera el asistido, que no posee la capacidad o la habilidad para resolverla, o no merece lo que sucede. Existe la propensión a castigarse sin razón, un poco asociados a la cultura del sacrificio que ha sido impregnada desde pequeños.  O también consecuencia de las heridas de la infancia, que son aprendizajes realizados a temprana edad, resultado de malas interpretaciones de lo que sucedió.

 

El castigo, la frustración, la culpa, el sufrimiento, etc., son patrones aprendidos a través de las ideologías, religiones, educación, cultura y sociedad. El hombre y su capacidad de crear símbolos y patrones. Nuestra cultura ha sido exitosa en la creación de mitos e ídolos, que se transmiten de generación en generación. Y esa misma mitología es la que genera patrones de comportamiento, que se convierten en arquetipos, que justifican distintas formas de pensar y de actuar.  Así, en nuestra cultura greco-romana, están presentes los patrones típicos de Zeus, Apolo, Artemisa, Heres, Hades, Afrodita, Marte, etc. Cuando tenemos uno de esos patrones y no lo reconocemos, se dificulta cambiar de actitudes y reconocer donde estamos parados.

 

Se habla del camino del héroe, nombrado así por las batallas que debemos librar en la vida. En todas las culturas existe el culto al héroe, en donde las batallas ilustran la lucha entre la barbarie y la razón, y los esfuerzos que debe hacer la razón para recuperar su reino. Ya sea el Mahabarata, la Ilíada, las Guerras Santas, las guerras de libertadores, permanentemente, vemos la lucha del hombre con el hombre, y consigo mismo. Y en esta continua lucha nos involucramos de forma innecesaria.

 


Las ideas de aquellos hombres iluminados que cambiaron la historia en las diferentes culturas y épocas, como Platón, Buda, Jesús, Lao Tze, Mahoma, etc., fueron utilizadas, para beneficio de la clase dominante, dando origen a aquella famosa frase que dice que la religión es el “opio del pueblo”.  Ninguno de esos sabios pretendió dominar al mundo, sin embargo, sus ideas de amor, paz, unidad, integridad, ética, moral, etc., fueron tergiversadas para generar control sobre la humanidad.

 

La Medicina Tradicional China, nos dice que la Energía Ancestral se divide en dos partes:

1.   La energía ancestral que entregan nuestros padres resultado de la unión del espermatozoide y el ovulo, donde se transmite toda la información genética de la especie, y en particular la energía de esa pareja, para el nuevo ser humano.

2.   La energía ancestral emocional, que es también parte de lo que nos transmiten los padres, y está asociada a la cultura, las emociones y la familia, de las cual provenimos, con sus costumbres, formas de ver el mundo, etc.

 

Ambas energías actúan en la vida del nuevo ser humano, determinando no solo su herencia en la parte corporal, sino también su herencia emocional.

 

Esta herencia emocional define al hombre que va a ser en el futuro. Sus aspiraciones, deseos, capacidades, posibilidades, limitaciones, etc. Y en algún momento, esas creencias, justificadas o no, decidirán el tipo de ser que aspira llegar a Ser.

 

Cuando creemos que NO nos merecemos algo, como por ejemplo, la felicidad, buscamos la forma de sabotear cuando llega. Sentimos que no lo merecemos, no tenemos derecho, para qué, etc., y esa negación conduce como resultado a la infelicidad.

 

Este continuo negar lo que sucede, negar la realidad, somos capaces de atentar contra nosotros mismos afectando la salud, castigándonos de forma innecesaria por creer que algo que logramos no lo merecemos, y si lo tenemos es porque tarde o temprano nos lo van a quitar. Vivimos con miedo, con rabia, con tristeza, con vergüenza, con culpa, con pena, etc., con emociones limitantes y negativas, que afectan al cuerpo. Cuando esas emociones se instalan en nuestro cuerpo de forma indebida, lo van afectando hasta destruirlo.

 


La buena noticia es que podemos cambiar, transformarnos, aprender nuevas y poderosas ideas y creencias. Es posible intervenir cualquier dominio para modificar el otro. No tenemos que morir de forma lenta y dolorosa porque algo nos afecta. ¿Es fácil?, no lo es. ¿Es posible?, pues sí. Solo hay que intentarlo.

 

Tomemos el control de nuestras emociones. Controlemos nuestros pensamientos. Aprendamos a vivir en zonas de confort de mayor amplitud y posibilidades. Siempre es posible encontrar el camino para crecer.  El hombre es un ser Magnifico y es capaz de re-crearse continuamente. Usa ese poder que tienes para transformarte.  La Sanación es un proceso largo, que comienza al desmontar los patrones que limitan tu verdadera evolución.  El coaching es una herramienta poderosa que permite iniciar ese proceso de reconocimiento y crecimiento.

 

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