martes, 5 de diciembre de 2023

COACHING BIOENERGÉTICO

 


COACHING BIOENERGÉTICO.

 

Esta es una mirada particular, resultado de mi experiencia y trabajo con distintas áreas del pensamiento. Además, también es parte del trabajo realizado durante mucho tiempo  para avanzar en estados de meditación y contemplación, para corregir estados mentales limitantes.  Soy una obra en construcción, y cada día, a través de las diferentes lecturas, meditación y ejercicios, agrego un ladrillo más en el proceso de construcción de una personalidad distinta, más cónsona y poderosa que pueda aportar valor al otro a través de estos procesos de crecimiento.

 

¿Qué es el Coaching Bioenergético?

 

Es un estilo de coaching, donde empleamos herramientas holísticas basadas en el cuerpo y empleamos el movimiento de la energía, para indagar, interpretar e intervenir en los procesos, agregándole valor al cliente.

 

Cuando comprendemos que somos la unidad, un todo que va desde el cuerpo hasta el Ser (Espíritu), donde lo subyacente es la Energía, es decir, es la plataforma sobre la cual todo se construye, podemos trabajar esa energía para intervenir las otras dimensiones del observador.

 


Un principio fundamental es: La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. Por otro lado, la ecuación de Albert Einstein establece que E = mc2. Es decir, la energía y la masa son equivalentes; ambas cantidades son lo mismo, ya que lo que c2 es una constante.

 

Somos energía en constante transformación, y como estamos en un sistema cerrado, esta energía no se pierde ni se destruye, solo se transforma. Es decir, se convierte en diferentes energías que atraviesan nuestro cuerpo.

 

El hombre está en el medio de la tierra y el cielo, y  procesa la energía de esos dos extremos, yin y yang.  Intercambiamos energía de forma constante, buscando mantener el equilibrio. Este mecanismo aparece descrito en los trigramas que muestran la relación entre el cielo y la tierra. Cuando no podemos procesar procesar esas energías, aparecen desequilibrios que conducen a situaciones que comprometen el bienestar del individuo.

 


Estamos en equilibrio, o en la búsqueda del mismo. Vivimos en un equilibrio dinámico, moviéndonos a través del Yin y del Yang.  Yin y Yang son los extremos de la dualidad, que representan opuestos el uno al otro. Pero también tienen la característica de ser complementarios, y eso nos ayuda a entender que en cualquier momento estamos en ese equilibrio dinámico que va entre un extremo al otro.

 

El Yin y el Yang permiten describir la realidad desde distintos niveles.  Esto ayuda a identificar posibilidades, y en algunos casos, a establecer un oráculo como el I Ching, que muestra diferentes estados de realidad que podemos alcanzar por sincronía. El sicólogo austriaco Carl Jung, indicó que cada estado que ocurría en la naturaleza, estaba determinado por otros estados psicológicos o mentales, provenientes del observador.

 

Una de las contribuciones más importantes de Albert Einstein a la civilización, fue la Teoría de la Relatividad, y sobre todo, el concepto de que todo depende del Sistema de Referencia desde donde estemos observando la situación. Es decir, para distintos observadores, es posible que lo que sucede sea completamente distinto, es decir, hay distintas versiones de la realidad, la cual depende de cada interpretación.

 

Esto se asemeja a los conceptos que hemos elaborado desde hace tiempo en el coaching ontológico, dónde se indica que cada observador tiene una interpretación particular y diferente de la realidad, pero completamente válida de la misma. Y esto es así, porque cada observador representa un ente válido en si mismo.

 

De la misma manera, la teoría cuántica nos habla de que el observador puede cambiar el estado de lo observado, debido a afecta la realidad percibida. Por ejemplo, en mecánica clásica, podemos identificar la velocidad y la posición de un elemento en un momento dado. Sin embargo, en la mecánica cuántica, no es posible, ya que el observador perturba la zona donde se encuentra la partícula y puede generar cambios en ella. Jung va más allá, y habla de que estas perturbaciones son resultados de estados diferentes del observador. Es decir, sus estados psicológicos, emocionales y mentales, pueden afectar el resultado de la observación.

 


Vivimos en transformación constante.  Somos energía en constante evolución y cambio.  Desde nuestros pensamientos más sutiles, hasta lo más densos, desde el pensamiento al cuerpo, tenemos energía manifestada en distintas formas.  Todos los cambios se generan en nuestra mente, que es la única que puede crear. Nuestro cuerpo, manifiesta lo que piensa la mente.  Y eso puede ser desde juicios o ideas, hasta creencias establecidas y posiblemente desconocidas.

 

Solo tus pensamientos pueden afectarte. No lo que sucede.  Depende de ti cambiar la realidad, cambiando la manera como la interpretas.

 

CONTACTO:

 

Mi nombre es Francisco De Lisa.  He trabajado en Desarrollo de Negocios hace más de 35 años.  Me dedico a apoyar, asesorar, entrenar, hago mentoría y coaching, a individuos, emprendimientos y organizaciones, para generar nuevas oportunidades.  Si algo de lo que comenté te hizo sentido, y crees que puedo ayudarte, contáctame por cyber.media.integral@gmail.com.

 

Si quieres seguir recibiendo información, te pareció valioso este artículo, o quieres que tratemos un tema en particular, nos lo puedes hacer saber a través de un comentario en nuestro blog. Nos puedes seguir ya sea por aquí, en nuestra página web www.coaching-negocios.com, en Instagram o Youtube por el canal @coaching.negocios. Con gusto te mantendré informado de nuestras novedades, artículos y noticias.


martes, 28 de noviembre de 2023

NADA PUEDE HACERME DAÑO.

 


NADA PUEDE HACERME DAÑO.

 

Nada puede hacerme daño, excepto mis propios pensamientos.

 

Son mis pensamientos, paradigmas, juicios, creencias, etc., los que determinan aquello que siento me puede afectar.  Allí es donde están mis ideas acerca de la enfermedad,  ansiedad, escasez, etc.

 

Las amenazas, injusticias, pérdidas, frustraciones, etc., resultan de comparar lo que sucede, con lo que creo que debería suceder.

 

Es mi mente la que interpreta la realidad de manera particular. Le agrega situaciones, proyectando circunstancias, para justificar su identidad.

 

Nuestra identidad se basa en aprendizajes generados por experiencias pasadas.  Eso a su vez, determina un sistema de creencias o valores, que funciona con los juicios que hemos establecido que son importantes.  A través de ellos, se teje una zona de confort, donde nos movemos con confianza, y evitamos contradecir nuestros pensamientos más recurrentes y relevantes.

 

Tu identidad tiene que ver con la historia basada en los juicios y creencias que te has contado desde siempre, que de alguna forma, define lo que tú crees que eres.

 

¿Cómo te identificas con esos patrones?

 

Te identificas a través de lo que te parece bien, apropiado, tus aprendizajes vitales, copiando modelos de tus distintos ambientes, familiar, educativo, cultural, religioso, etc.

 


 

Sin embargo, la realidad tiene otros planes, y la única manera de crecer es cuando somos capaces de cuestionar dichos aprendizajes.  La vida se trata de aprender, desaprender y reaprender nuevas habilidades y competencias, repitiendo este proceso ad-infinitum.

 

Cuando somos capaces de cuestionarnos, y desarrollar nuevas ideas que permiten sortear las circunstancias, es cuando aparecen las nuevas posibilidades.

 

Somos un pensamiento de Dios, y existe en nuestro Ser todo lo necesario para crecer y desarrollarnos.  Cuando limitamos, a través de algún patrón o conducta, reducimos las posibles respuestas que podemos dar ante distintas situaciones, lo cual sin duda, restringe las posibles acciones.

 

Por tanto, si ofrecemos una respuesta mucho más poderosa, entonces, alcanzaremos metas más ambiciosas.

 

En el budismo y el hinduismo, se habla con mucha frecuencia del desapego, que tiene que ver, no con que seamos descuidados o indolentes ante lo que sucede, sino que entendamos que lo que nos afecta es aquello a lo que le concedemos la mayor importancia, y lo hacemos objeto de nuestro apego. Podemos decir también que el desapego no se trata de eludir algo, sino de evitar que ese algo nos controle a nosotros.  Vivimos apegados, por ejemplo, al cuerpo, y cuando este comienza a sentir los rigores de los años, nos preguntarnos ¿qué está pasando?, cuando lo que ocurre es un proceso completamente natural de desgaste.

 


Aceptar lo que sucede, tiene que ver con soltar las creencias, desapegarnos de la situación.  Esto también constituye un juicio, pero más poderoso que aquel que nos vincula con la  existencia a través del cuerpo.

 

En el libro de Viktor Frankl, en busca del sentido, vemos como magistralmente el autor nos habla de la importancia de mantenernos abiertos y aprender a vivir la vida tal como se nos presenta.  De nuevo, también esto es un pensamiento que se convierte en algo poderoso, ya que agrega posibilidades.  De la misma forma que lo pueden hacer pensamientos tales como el propósito o la misión de vida, que constituyen como la definición de hacia dónde orientamos nuestros esfuerzos, a pesar de que muchas veces no podamos contrarrestar la energía de movimiento de la vida.

 

Dancemos con la vida, al ritmo de la música que ella interpreta, sin importar que nuestros pasos bailen al compás que marca esa maravillosa melodía. Simplemente bailar, disfrutar avanzar y respirar, dejando que el cuerpo se conecte con la realidad física en la que estamos inmersos en un momento dado, nos conecta con la dimensión verdadera de nuestro Ser expresándose sin ataduras a la vida.  

 

 

 

CONTACTO:

 

Mi nombre es Francisco De Lisa.  He trabajado en Desarrollo de Negocios hace más de 35 años.  Me dedico a apoyar, asesorar, entrenar, hago mentoría y coaching, a individuos, emprendimientos y organizaciones, para generar nuevas oportunidades.  Si algo de lo que comenté te hizo sentido, y crees que puedo ayudarte, contáctame por cyber.media.integral@gmail.com.

 

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martes, 14 de noviembre de 2023

DEL JUICIO AL HECHO HAY MUCHO TRECHO

 


DEL JUICIO AL HECHO HAY MUCHO TRECHO.

 

Haciendo un juego de palabras, traemos este tema: Del juicio al hecho hay mucho trecho.

 

¿Qué son los juicios?

 

¿Qué son los hechos?

 

¿En qué se diferencian?

 

Los juicios son pensamientos, ideas, creencias, patrones, conductas aprendidas, condicionamientos, programaciones, etc., que resultan de aprendizajes del pasado.  Estos juicios han sido validados, y se auto confirman, llevando al individuo a considerar que son certeras verdades.

 

Sin embargo, los juicios son válidos o inválidos, y dependen, por supuesto, de las condiciones en las cuales se aplican.  Por ejemplo, supongamos que Juan es un estudiante que ha llegado tarde en las primeras clases del día, resultado de algunas complicaciones que ha sufrido en relación al transporte. Si alguien me preguntara por la puntualidad de Juan, y yo dijera que llega siempre tarde, estaría haciendo un juicio sobre él, resultado de mis observaciones, sin tomar en cuenta para nada factores externos que lo han afectado.

 

En este caso mi opinión sobre Juan, es sesgada y limitada a la observación que de él he hecho.  De emitir un juicio acerca de su impuntualidad, estaría dejando por fuera otros factores.  Por ejemplo, si mi clase es a primera hora de la mañana, y él llega tarde, es muy posible, que las clases posteriores, sea sumamente puntual.  En ese caso, mi opinión en relación a esa conducta no tendría nada que ver con la opinión que tiene otro profesor en relación a la puntualidad de Juan.

 

Como vemos, cuando tenemos una opinión que se somete a prueba varias veces, y los resultados son parecidos o los mismos, la mente que busca de no hacer esfuerzos innecesarios, crea un patrón y define un comportamiento.  Independientemente de los esfuerzos que Juan haga por cambiar dicho comportamiento, es muy posible que mi juicio permanezca inalterable, lo cual sin duda alguna indica que no estoy valorando apropiadamente al otro.

 


En general los juicios están asociados a emociones. Por ejemplo:

 

Juicios

Emociones

Amenaza

Miedo

Pérdida

Tristeza

Injusticia

Rabia, Ira

 

La emoción fortalece y retroalimenta al juicio. Es por ello que juicio-emoción se asocian de forma tal que aparece una y automáticamente se activa la otra.  En general, cuando aparece alguna de estas emociones básicas podemos buscar cual es el juicio que está detrás.

 

Ahora bien, realmente algo nos amenaza, o “creemos” que nos amenaza. Por ejemplo, si me deja mi pareja es posible que sienta miedo, porque se activa la “amenaza” de quedarme solo.  Eso puede llevarme a conductas reactivas que me hagan a reaccionar ante eso que creo que me puede afectar de distintas maneras.  Por ejemplo, puedo aceptar humillarme o ser sumiso para evitar el rechazo o el abandono.  Es posible que eso no sirva de nada. Pero entonces, puede que comience una lucha de poder, con alguien que tiene la capacidad de activar esos sentimientos de inseguridad en mí.

 

Ahora, ¿quedarme solo es una amenaza?

 

¿No podré conseguir a otra persona que esté dispuesto/a a convivir conmigo?

 

¿Qué es lo que creo me amenaza?

 

Otro ejemplo: si siento que hablar en público es algo que hago mal, porque cuando era pequeño y me enfrenté a un escenario, y fue un desastre, es probable que sienta miedo subir a un teatro.

 

Es posible que en aquel momento no estuviera preparado, o no tomé en serio esa actuación, y en particular, me dolieron las burlas de mis compañeros.  Pero, ¿Eso será así siempre?

 

Es decir, ¿No podré hablar en público, como resultado de algo que pasó en mi infancia?

 

¿Qué pasa si me atrevo? ¿Estaré tan amenazado que puedo morir?

 

¿Me siento tan vulnerable, que subir las escaleras y hablar al micrófono será imposible?

 

Ahora bien, ¿Vemos que estas emociones que probablemente registramos en algún momento de nuestra vida, se convierten en juicios limitantes que generan conductas defensivas, debido al miedo resultado de la emoción activada?

 


Y hay muchas otras posibilidades, así como otras emociones.

 

Entonces, ¿por qué le damos tanta importancia al juicio? Sobre todo si tenemos el poder de cambiarlo.

 

¿Qué impide que cambiemos?

 

¿Qué nos limita?

 

En cambio, cuando hablamos de hechos o afirmaciones, podemos comprobarlos. En este caso, son enunciados que tienen que ver con situaciones que podemos validar y verificar, si son verdaderas o falsas.

 

Por ejemplo, puedo decir: el agua hierve a 100ºC. y lo puedo verificar en cualquier lugar del mundo, con un termómetro.  Cual sería mi juicio, decir por ejemplo, que el agua hierve cuando está caliente. ¿Qué quiero decir? ¿Qué significa caliente? ¿100ºC, 95ºC o 110ºC?

 

Mi juicio puede ser válido, pero no es verdadero. El hecho es verdadero y válido. Normalmente los juicios se hacen sobre los comportamientos de las personas, mientras que las afirmaciones sobre fenómenos que podemos medir. Por cierto, esto que acabo de escribir es un juicio.

 

Cuando hablamos con juicios, fundamentalmente expresamos opiniones, las cuales pueden ser válidas o inválidas. Cuando hablamos de hechos, son pruebas en relación a lo que ha sucedido.

 

¿Ven la diferencia?

 

La verdad es relativa, me dirán algunos. Otro me dirán, la historia la escriben los vencedores, y esa es su verdad. Por cierto, estos también son juicios.

 

Es posible que eso sea válido.

 

Sin embargo, cuando hablamos de verdades incontrovertibles, son resultados de pruebas que hemos hecho. Si regresamos con Juan, para decir que Juan es impuntual, tendríamos que tomar una muestra de todos los compromisos que Juan tiene para determinar si es impuntual o no.  Lo más probable es que tenga una distribución estadística alrededor de algún punto. En cuyo caso podremos decir, Juan tiene una puntualidad de X + σ, siendo X su tiempo de puntualidad y σ la variación del mismo.

 

Ahora, ¿Juan puede cambiar? Claro que puede hacerlo.

 

¿El agua puede dejar de hervir a 100ºC?  No, al menos en la Tierra.

 

Entonces, Juan puede cambiar su conducta, el agua no.  Hemos hecho un juicio en relación a Juan, cosa diferente al enunciado de que el agua hierve a una temperatura determinada.

 

¿Podemos cambiar nuestros juicios? Sin duda.

 

Como seres humanos podemos cambiar los juicios; tenemos el poder de desarrollar nuevas ideas o pensamientos poderosos que nos permiten superarnos a nosotros mismos.

 

Y en tu caso, ¿Qué juicios sientes que te limitan?

 

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lunes, 13 de noviembre de 2023

EL TIEMPO QUE VIVIMOS

 


¿PODEMOS PERDER EL TIEMPO?

 

Obviamente Si podemos hacerlo.

 

Ahora bien, el espacio de tiempo que tenemos es único y no es renovable, por lo tanto si lo perdemos, no habrá manera de recuperarlo. ¿Cómo lo perdemos?

 

¿Qué cantidad de tiempo disponemos?

 

No sabemos. Tenemos un tiempo de vida, pero desconocemos la duración del mismo. Por lo tanto, depende de nosotros aprovecharlo de la mejor manera posible.

 

¿Podemos recuperar el tiempo?

 

No se puede. Sin embargo, cada espacio forma parte de la experiencia de vida, y podemos aprovecharlo como lo que es, parte de nuestro aprendizaje.

 

¿Podemos vivir en el pasado?  ¿Vale la pena?

 

Por supuesto que podemos vivir en el pasado. De hecho, cuando recordamos, nos mudamos al pasado, viviéndolo en el presente, ya que la única manera en que podemos contarnos esa historia es en el presente. En otras palabras, revivimos el pasado en el presente, y también imaginamos el futuro en el presente.  Es decir, el pasado y el futuro solo existen en el presente.

 

El pasado que te cuentas está lleno de historia.  Y es justamente esa historia la que crea el tiempo. ¿Qué pasa cuando sales de la historia? Dejas entonces de vivir en el pasado y vives en el único espacio de tiempo en el que puedes vivir a plenitud que es el aquí y el ahora.

 


Ahora bien, ¿si cambiamos la historia, podemos modificar el tiempo?

 

El tiempo está construido sobre la idea de la causalidad. Para que haya presente debió haber sucedido el pasado, y vendrá el futuro. El tiempo lo entendemos como un evento lineal que fluye desde el pasado al futuro.

 

Lo interesante es que ninguno de los dos existen, ni el pasado ni el futuro. Solo existen de forma particular en la mente que crea la historia que nos contamos o la que queremos vivir.

 

Cada uno de nosotros tenemos una manera particular de archivar, organizar y dividir este concepto tan subjetivo como lo es el tiempo.  En dicha línea del tiempo se organizan las experiencias de las personas.  De esa forma identificamos si un recuerdo es parte de una experiencia pasada o se trata de un sueño futuro. Si eso no fuera así, ¿Cómo podríamos distinguir entre un recuerdo futuro y uno de la niñez?

 

Tenemos dos maneras de organizar el tiempo:

1.   Nos disociamos del tiempo, es decir vemos pasado, presente y futuro como si estuvieran fuera de nosotros. Con una mirada podemos identificar como se mueve ese tiempo. Los márgenes están limitados, definidos con absoluta precisión. Podemos planear, organizar, programar, hacer pautas, etc. A este modo de ver el tiempo fuera de nosotros le llamamos CRONOS. El tiempo es oro, el valor de cada minuto, ahorra tiempo, invertir tiempo, las cosas a su tiempo, no tengo tiempo, son algunas de las expresiones de cuando te encuentras disociado en CRONOS.

2.   Cuando estamos asociados al tiempo, o KAIROS, revivimos las sensaciones que experimentamos en ese momento, tal y como si estuviésemos viviéndolas en este instante. La persona está inmersa en el recuerdo o en lo que imagina, sin distinguir exactamente dónde se encuentra, en el pasado, presente o futuro.  En este caso, el tiempo lo está atravesando, y lo vive plenamente, en un estado de presente continuo en donde no existen límites temporales. Algunas expresiones del tiempo en este estado son: aquí y ahora, vivir en el presente, él ahora es lo que cuenta, meterse en el recuerdo, todo el tiempo del mundo, no te apures, hay tiempo para todo, tranquilo, tómalo con calma, la calidad de los momentos, disfrutar del momento, etc.

 

Por supuesto, podemos estar a conveniencia asociados o disociados del tiempo. Cuando revivimos recuerdos de forma tal que involucramos emociones, estamos inmersos en el tiempo. Sin embargo, podemos tomar distancia de dicha experiencia, y verla con una mirada más amplia, que nos permita entender que existió un evento que originó un recuerdo, pero que no tiene por qué marcar nuestra existencia.

 

En KAIROS, nos involucramos. En CRONOS nos desapegamos de lo que sucede.

 


Podemos revivir un recuerdo, y generar un estado mental que refleje exactamente lo que sentimos en dicho momento.  Esto nos lleva a involucrarnos y experimentar situaciones de las cuales a veces cuesta desapegarnos. Pero eso tambien nos permite trabajar dichas sensaciones.

 

Por ejemplo, cuando vivimos una situación intensa, como por ejemplo un accidente, es muy posible que durante los días que siguen a la experiencia, estemos recordándolo de forma constante, y muy posiblemente estemos reviviendo todo lo que sucedió con lujo de detalles. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, podemos desapegarnos, ver la experiencia desde la distancia, y marcar un espacio que nos permite reflexionar sobre lo que sucedió, y darle una valoración diferente.

 

Esto implica que podemos ordenar nuestros recuerdos o experiencias de forma distinta, es decir, podemos cambiar nuestras líneas de tiempo en un momento dado, y podemos usarlo en nuestro beneficio.

 

Si somos capaces de perdonar, y entender que aquello que creemos que sucedió de cierta manera, realmente no pasó tal como lo interpretamos, entonces todo lo que sigue cambia.  Es allí cuando comprendemos que podemos cambiar la historia, y conseguir explicaciones diferentes, lo cual nos permite ampliar posibilidades.  Es por ello que podemos usar el tiempo como un elemento que nos ayuda a aprender de lo que pasó, pero también podemos descartar y crear otras posibilidades.

 

Estamos acostumbrado a medir el tiempo, porque de alguna manera todo lo asociamos a él. De hecho, cobramos en función del tiempo, es decir, nos pagan por la cantidad de tiempo que destinamos a realizar alguna labor.  Usamos el tiempo que tarda la Tierra en girar sobre su propio eje, como la unidad de tiempo de referencia, con la cual medimos nuestra existencia.

 

Realmente el tiempo no existe físicamente. Es resultado de una apreciación subjetiva de la realidad. Nos hemos acostumbrado a pensar en términos de él.  Aprovechemos lo que nos ofrece; no seamos esclavos de su tiranía.

 


Emplea el tiempo a tu favor y genera valor a tu vida.  Asóciate o disóciate a conveniencia, para vivir de forma intensa en ciertos momentos, o soltar aquello que no necesitas, para seguir disfrutando del “presente continuo”. Marca la diferencia.

 

¿Te hace sentido?

 

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domingo, 12 de noviembre de 2023

¿EXISTE EL KARMA?

 



¿EXISTE EL KARMA?

 

“La única libertad que tienes es girarte dentro y no reaccionar ante nada. Esta es tu libertad, tu total y completa libertad. Y eso es realmente mucha libertad si lo piensas. Realmente puedes ver que eres libre, en esa medida.

 

En otras palabras, lo que sea que te ocurra, no te vuelvas molesto, hiriente, enojado, simplemente lo observas y lo ves y te das cuenta de que son tus cosas de las que tienes que deshacerte. Esas son tus cosas por las que tienes que pasar. No hace diferencia lo profundamente que estás sufriendo, si estás sufriendo o lo feliz que eres, si eres feliz. Si estás enfermo o sano, si eres pobre o rico. Si estás casado o soltero. Si estás viviendo en una choza o una mansión. Estas cosas son irrelevantes. Porque lo relevante es tu reacción a estas cosas.

 

La persona que no reacciona crece espiritualmente y se convierte en amo del mundo, por así decirlo.”

 

~ Robert Adams

 

La Primera pregunta que podemos hacernos es: 


¿Qué es el Karma?

 

De acuerdo con las enseñanzas de los yoguis, el karma tiene que ver con la ley de acción y reacción; es decir, a toda acción corresponde una consecuencia, y viceversa.

 

Desde el punto de vista filosófico, la visión del karma introduce el concepto de que somos responsables de cada una de las decisiones que tomamos, ya que las mismas generan consecuencias.  Si comprendemos el significado de nuestras acciones y la trascendencia de las mismas, probablemente actuaríamos de forma distinta.

 

De manera que si nos interesa obtener resultados distintos, tenemos que cambiar las acciones, o asumir las responsabilidades por las consecuencias de las mismas.

 


El concepto de Karma también está vinculado al concepto de la causalidad.  Como resultado, somos consecuencia de innumerables acciones pasadas. Sin embargo, es infinita la cantidad de eventos que sucedieron para llegar hasta este momento. Algunos directos, muchos otros indirectos.

 

Sin embargo, también está presente la idea de la casualidad, o sincronía de acontecimientos, y tiene que ver con la forma como atraemos lo que sucede, lo cual ocurre en definitiva, porque como observadores somos capaces de atraer e influir en nuestra vida, de acuerdo con las circunstancias.  Las interpretaciones cambian, y como consecuencia las acciones resultantes cambian.

 

Entonces, ¿qué pasaría si yo cambio la forma de interpretar el mundo? Lo más probable es que si eso sucede, lo que ocurre a partir de allí será diferente en relación a lo que venía sucediendo.  Y, ¿Cómo podemos explicarlo?

 

Podemos decir de dos maneras:

1.   Siguiendo con la idea del Karma, que limpies todo el Karma de tu vida. Esto es, que todo aquello que produce consecuencias en tu vida desaparezca, y me refiero a los distintos karmas; al que traes del pasado, al que estás creando, y al de tu propia vida.  Los grandes maestros han esterilizado su karma, y como consecuencia comienzan a vivir una vida plena, libre de implicaciones del pasado, viviendo en Dharma, que sería una vida en consciencia plena.

2.   La segunda forma de que eso suceda, es que te sometas aun proceso de Expiación, tal y como lo indica UCDM (Un Curso de Milagros). ¿Qué es la Expiación? Es el perdón absoluto de todo aquello que te ha sucedido en tu vida. Es limpiar el pasado y entender que nada sucedió tal y como tú lo interpretaste, sino que simplemente ocurrió. La interpretación de lo que pasa es personalísima, siendo resultado de tus aprendizajes o la domesticación que atravesaste.

 

En ambos casos, las nuevas reacciones como consecuencia de lo que sucede son ahora completamente diferentes, sometidas al escrutinio de una conciencia plena que no reacciona de forma automática, empujada por lo aprendido en el pasado, sino es resultado de una evaluación de esa realidad neutra y de la interpretación fresca de lo que está ocurriendo.

 

Ahora bien, ¿Cómo cambia tu vida?

 

Se acaban las respuestas automáticas que crean karma. Las respuestas automáticas son resultado de los aprendizajes que te indican de qué forma debes responder, sin darte cuenta de que respondes de manera inconsciente ante lo que sucede.  De modo que, con esas reacciones automáticas, seguirás cometiendo los mismos errores y generando las mismas respuestas que no conducen a nada, y que normalmente te hacen sentir vacío.

 


Por otro lado, tienes la libertad de decidir de acuerdo con lo que ocurre, sin verte condicionado por respuestas automáticas.  Una de las características del Ser es la libertad plena, la libertad de tomar en cada momento, las decisiones apropiadas, que no sean resultado de los condicionamientos aprendidos. La libertad del Ser te conecta con una vida plena, sin pasado, en total autonomía.

 

Suelta el pasado. Vive en el presente. Haz uso de la consciencia plena que te conecta con la fortaleza de tu propio Ser.  Y ese Ser representa la conexión espiritual con quién verdaderamente eres. Como decía mi maestro Shankara: Eres SAT-CHIT-ANANDA (Existencia, Conocimiento y Dicha Absoluta)



Para cerrar, si preguntamos de nuevo: ¿Existe el Karma? La respuesta que daría es que el Karma existe en nuestro pasado y en las interpretaciones y aprendizajes realizados. Si eso cambia el Karma desaparece.


Luego de esta reflexión, ¿te atreverías a cambiarlo? ¿Te hace sentido?

 

 

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